Permítanme hoy tomar un tono
más crítico y personal, más expresivo que teórico, más interior que neutro. Permítanme
desahogarme en cierta medida, exponerles una situación que me ha dejado
perpleja. Y permítanme también ir al meollo de la cuestión, sin rodeos, sin
introducciones, sin palabrerías.
La UEFA distribuirá 1.257
millones de euros por temporada entre los clubes participantes en la Liga de
Campeones durante el ciclo 2015-2018, en el que los ganadores del título podrán
obtener por sus resultados 54,5 millones de euros, al margen de la cuota de
mercado televisivo. Nada más, nada menos.
Pero cuidado, mantengan la cabeza fría, porque aún hay mucho más
que asumir. Y es que el modelo de distribución de estos 1.257 millones de euros
comienza por repartir 50 de ellos entre aquellos que simplemente disputen las
eliminatorias. Agárrense fuerte: aquellos que superen la fase se embolsan 2
millones, pero es que aquellos que quedan eliminados 3. (Olé su arte)
Continuemos. Cada uno de los
32 clubes participantes en la fase de grupos se llevará consigo, como mínimo,
12 millones de euros. Pero pobrecitos, esto es una nimiedad. Es necesario
acudir a su rescate, sumando a esos 12 un millón y medio más por cada victoria,
y medio millón por cada empate.
Espérense, espérense. Que la
historia claramente aún tiene recorrido. 5,5 millones para cada clasificado
para octavos de final, 6 para los cuartofinalistas, 7 para los semifinalistas.
Y, tatatachán… llega la
final. 10,5 millones de euros para el subcampeón, 15 para el que levante la
copa. Oigan, y junto a su parte proporcional de la venta de entradas, no se
vayan a pensar.
Y no
se crean que es el final del cuento. El broche de oro llega con las
declaraciones del secretario general, Gianni Infantino, quien dice orgulloso:
“La UEFA está muy satisfecha con este nuevo sistema de distribución, no solo
porque supone un aumento sustancial en la cantidad de fondos que reciben los
clubes que participan en la Liga de Campeones y en la Liga Europa, sino porque
también fortalece el principio de solidaridad de la UEFA garantizando un
aumento de pagos solidarios a los clubes”.
Pongo
las manos sobre los brazos de la silla, los rodeo, los agarro con fuerza para
calmar mis nervios. Principio de solidaridad. Principio de solidaridad del que
hablan, aumento de pagos solidarios a los clubes. ¿A los clubes que pagan
cifras astronómicas que ningún ciudadano de clase media vería ni aunque sumase
todos los sueldos de su vida? ¿A los clubes que cobran iguales cifras
astronómicas por usar su imagen?
Hablemos,
por ejemplo, del Real Madrid, por ser cercano. Repasemos su presupuesto en el
ejercicio 2014-2015. Como cifra de ingresos, se alzan 550 millones de euros. En
cuanto a los gastos, 507 millones de euros, de los cuales 200 se dedican a las
fichas de la primera plantilla, es decir, a pagar a jugadores como Cristiano o
Casillas, tan mortales como cualquiera de nosotros en la realidad, pero que por
circunstancias de la vida se asemejan más a dioses del Olimpo.
También
cobran cifras astronómicas cantantes y actores que también pertenecen al mundo
de los mortales, puede que me digan. Pero oigan, un disco no supera los 20
euros, un concierto como algo excepcional puede llegar a los 50 por entrada. No
justifiquen 550 millones de euros de ingresos en cuestiones de Marketing, por
tratarse de estrellas con fama mundial. Tiene más relación con un timo ante el
que agachamos la cabeza, que con una buena estrategia de Marketing-Mix. Eso sí,
después estos jugadores irán a África a hacerse fotos con niños desnutridos y a
denunciar el hambre y las enfermedades que sufren.
Y
ahora es cuando también les pido que no me entiendan mal. Me gusta el fútbol,
disfruto viendo un buen partido, y si me invitan a verlo en directo en el
Santiago Bernabeu voy encantada sin que me parezca hipócrita por mi parte.
Porque no me parece mal que el fenómeno del fútbol genere dinero, mucho dinero.
Pero sí me parece bochornoso que no haya límites a eso, que nos digan que Cristiano
gana en 13 minutos el sueldo medio semanal en España y sigamos aplaudiendo
eufóricos, que consintamos que un asiento en el Bernabeu oscile entre los 80 y
los 500 euros, y que no sólo lo consintamos, sino que lo paguemos sin
rechistar.
Nos
timan, pero dejamos que nos timen. Y después encontramos voces revolucionarias
en todas las esquinas gritando a voces que somos ciegos ante el sistema
político que se nos impone. ¿Y ante el sistema del fútbol que reparte 1.257
millones de euros en una sola temporada entre los clubes participantes en la
Liga de Campeones, y no recibe ni una sola crítica por nuestra parte?