Cada segundo,
en el mundo, se beben 5500 tazas de Nescafé.
Y
ahora es cuando frenamos el frenético ritmo de nuestros variados pensamientos,
e intentamos imaginarnos a 5500 personas con esa taza en la mano. Intentamos
abarcar esa tal magnitud, pero la verdad es que resulta imposible. 5500
personas en un segundo, en un instante.
Resulta,
como mínimo, un dato digno de llamar la atención que despierta en nosotros el
instinto de contárselo a alguien, a quien tengamos más cerca, para compartir
nuestra sorpresa.
Y, ciertamente, es la mejor forma que puede tener Nescafé para transmitirnos la idea de fidelidad que está anclada en su marca. Marca líder a nivel mundial en café, con un 85% de los consumidores fieles a ella.
Introducida
por primera vez en Suiza en 1938, podemos decir que Nescafé es una de esas
marcas como Cola-Cao o Mimosín, con las que hemos crecido en nuestras casas.
Esas marcas que han logrado crear un vínculo personal con nosotros tal, que el
comprar otra distinta casi parece una traición a nuestras raíces.
Sin
embargo, no por ello se han quedado atrás en cuanto a estrategia de marketing
se refiere. Es característico de este tipo de empresas que aunque mantengan su
producto “de toda la vida” en una posición fuerte, creen variantes para llegar
a todo tipo de públicos y diversificar su oferta.
Todos conocemos, por ejemplo, el rotundo éxito de la máquina Nescafé Dolce Gusto, con más de 30 tipos distintos de cápsulas, que ha supuesto una revalorización del concepto de tomar café.
Todos conocemos, por ejemplo, el rotundo éxito de la máquina Nescafé Dolce Gusto, con más de 30 tipos distintos de cápsulas, que ha supuesto una revalorización del concepto de tomar café.
Pero Nescafé es consciente de la necesidad de dirigirse sobre todo a los más
jóvenes, para mantener una posición tan distinguida como la de marca líder
mundial. Por ello, este año ha dado un pequeño giro a una de sus campañas más
conocidas y duraderas en España, “ El Sueldo para toda la vida”, apostando por
el humor en situaciones protagonizadas por jóvenes.
Un ejemplo
más de cómo las empresas se centran en el consumidor, en estudiar sus gustos y
necesidades. Utilizando términos más técnicos, cómo para un producto que se
encuentra en la fase de madurez se buscan nuevos usos, o aumentar su frecuencia
de uso, o variar sus atributos buscando un mayor valor de marca. Cómo se busca
una distribución más intensiva, y destacar las diferencias del producto que se
vinculan a la fidelidad hacia la marca.
Cómo
para algo tan simple como el café se ha desarrollado una estrategia increíble,
que despierta todos nuestros sentidos, utilizando atributos tanto físicos como
psicológicos. Y es que no hablamos sólo del olor, del sabor, del envase, del
capuchino, moca, café latte, o café americano. Hablamos de la sensación que
vinculamos a Nescafé. Y hablamos de cómo no solo se centra en una franja de
consumidores de entre 40 y 60 años, sino que extiende su atención también hacia
los más mayores y los jóvenes.
Nescafé quiere conquistar a los jóvenes con humor.
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